Madona de Breslavia

Tanto el autor como el destinatario de la obra resultan desconocidos, al igual que la procedencia y su destino original.

La figura constituye un contrapposto ya que la Virgen se apoya en la pierna derecha y dobla ligeramente la izquierda hacia delante, doblándose el cuerpo en la dirección opuesta y creando todo ello sensación de movimiento.

El Niño Jesús figura desnudo y sentado sobre el hombro izquierdo de la Virgen, con la mirada fija en la manzana que sostiene su madre, la cual toca tímidamente con su mano derecha.

La zona más difícil de descifrar es la parte exterior del manto, cuyo color podría haber sido blanco o rojo, mientras que el pedestal octogonal conserva restos de policromía verde.

No obstante, el autor no dejó el realismo a un lado, siendo el mismo visible tanto en la pose de la Virgen como en el suave modelado del Niño Jesús, las proporciones, la estudiada anatomía, la espacialidad de las partes individuales del cuerpo y la atención a los detalles.