Maese Pérez el organista es una leyenda recogida por Gustavo Adolfo Bécquer en el siglo XIX.
Murió interpretando una música celestial en Nochebuena y, tras esto, su espectro produjo que el órgano sonase del mismo modo aunque no hubiese nadie tocando.
Según el escritor José María de Mena Calvo, la leyenda sevillana data del siglo XVIII.
[2] Sin embargo, en 2017 Abraham Martínez y Jorge Anillo restauraron el órgano del convento y se descubrió que tenía una estructura similar a otro realizado en Alcalá del Río por un organero del siglo XVIII que se llamaba Francisco Pérez de Valladolid.
[3] La leyenda tiene una introducción y cuatro partes, divididas por números romanos.