En Venezuela, Colombia, Ecuador, y México, malandreo o malandro es sinónimo de delincuente.
Generalmente se asocia con lo que el sociólogo y sacerdote Alejandro Moreno ha denominado delincuente violento de origen popular.
No obstante, muchos operan más allá de sus comunidades, delinquiendo en las urbes o en sus periferias.
El malandro ejerce la profesión delictiva de forma independiente u organizada.
Sus actividades comprenden el tráfico de drogas, la comisión de delitos como hurto, robo y secuestro -así como las peleas por las zonas para cometer estos delitos-, la industria del sicariato -también llamado asesinato por encargo- y el homicidio de enemigos o ciudadanos insubordinados.