Las mallas antihierbas se utilizan para evitar que aparezca vegetación no deseada entre los cultivos.
El principio de funcionamiento es el mismo: evitan que pasen la luz y así no dejan crecer malas hierbas.
En la siguiente tabla se muestra una comparativa[2] con respecto a las diferentes características importantes de las mallas antihierbas en función del tipo de malla y del peso por metro cuadrado.
La sujeción al suelo se hace mediante clavos, separados aproximadamente por un metro de distancia.
Para ajustar al máximo la malla a las plantas ya existentes se recomienda cubrirla con piedras pequeñas.