Muchos fueron ejecutados arbitrariamente en los campos por las fuerzas alemanas o mandados a las SS para su fusilamento, bajo la Orden de los Comisarios.
[9][10] El historiador militar Grigori F. Krivosheev mantiene que los prisioneros de guerra muertos y los desaparecidos en combate son 1,783 millones.
Según Krivosheev, las cifras más altas de muertos incluyen reservistas que no estaban en la fuerza activa, civiles y personal militar que fueron capturados durante el curso de la guerra.
Esta establecía que cualquier comisario político soviético identificado entre las tropas capturadas sería fusilado inmediatamente.
Aquellos prisioneros que fueran identificados como "profundamente bolchevizados o representantes activos de la ideología bolchevique" serían también ejecutados.
Las palizas y otros abusos a los prisioneros por parte de los guardias eran comunes, y los prisioneros estaban desnutridos, a menudo consumiendo solo unos pocos cientos de calorías o menos por día.
El tratamiento médico era inexistente y en 1941 una oferta de Cruz Roja Internacional para ayudar fue rechazada por Hitler.
Aunque la URSS no la había firmado, Alemania sí lo había hecho, y el artículo 82 dice: "Los prisioneros de guerra quedarán sometidos a los reglamentos, leyes y ordenanzas generales vigentes entre las fuerzas armadas de la Potencia en cuyo poder se encuentren los prisioneros".
En enero de 1942, Hitler autorizó un tratamiento mejor a los prisioneros de guerra soviéticos porque la guerra estaba estancada y los líderes alemanes decidieron usar prisioneros para trabajos forzados a gran escala.