Tal sector queda cerca del monumento histórico/arquitectónico Cruceta El Vigía y el hoy día museo Castillo Serrallés.
En el área ―para la época― no se contaba con ningún sistema (ni siquiera primitivo) de acueductos y alcantarillados.
El peso desplazado causó un segundo deslizamiento que destruyó las residencias localizadas hacia el área de la carretera.
La inestabilidad del terreno, particularmente cuando helicópteros sobrevolaban el área, causaban desprendimientos leves.
Estos ordenaban un silencio absoluto de las operaciones, eso era seguido de instrucciones para que la persona atrapada enviara un señal haciendo contacto con una superficie sólida o metálica la cual fuera detectada por el sonar.
Durante las primeros días se obtuvieron señales de personas atrapadas pero estas eventualmente desaparecieron y no eran muy específicas.
Nunca se sabrá si algunos sobrevivieron en el lodo, sin comida y sin agua en el calor extremo de Puerto Rico.
Estos edificios se pueden observar a la izquierda al final de la carretera.