Un mandato vitalicio o servicio mientras se mantenga buena conducta [1] es un mandato que dura toda la vida del titular del cargo, a menos que éste sea destituido por causa justificada de mal comportamiento en el cargo, circunstancias extraordinarias o decida dimitir personalmente.
El objetivo principal del cargo vitalicio es aislar al titular de las presiones externas.
Los jueces federales de los Estados Unidos son vitalicios una vez nombrados por el presidente y confirmados por el Senado.
[3] En algunos casos, el mandato vitalicio dura sólo hasta una edad de jubilación obligatoria.
El Papa, como Obispo de Roma y líder de la Iglesia Católica, es vitalicio, pero los demás obispos católicos deben presentar su dimisión a los 75 años.