El manifiesto iba dirigido a mitigar el malestar existente en Rusia y contenía garantías para el otorgamiento de libertades civiles para la población: incluyendo la inmunidad personal, la libertad religiosa, la libertad de expresión, el derecho de reunión, y el derecho de asociación; una participación extensa en la recién creada Duma Imperial de Rusia; la introducción del sufragio universal masculino; y un decreto que establecía que las leyes no se podían imponer sin el consentimiento de la Duma.
El manifiesto y la constitución resultaron unos hechos insignificantes para la democratización, toda vez que el zar seguía ostentando el derecho de veto en la Duma, que de hecho disolvió y reformó en numerosas ocasiones.
El Manifiesto de Octubre dividió a la oposición que existía contra el zar Nicolás II.
Sin embargo, los socialistas sostenían que Nicolás II realmente solo había hecho una pequeña concesión de maquillaje político.
La Duma era solamente una imagen de democracia y de este modo no podía aprobar ninguna ley sin el consentimiento del zar, también se observaba que la libertad de expresión se encontraba severamente regulada.