En 1501 el Maestre de la Orden de Livonia Wolter von Plettenberg se la dio a Merten von den Brinken, cuya familia la tuvo en posesión durante 200 años.
Detrás de la carretera había una granja con establos, cobertizos, dependencias y un molino.
Al final del siglo XIX fue construida una nueva entrada y una torre en la esquina, así como una ampliación.
En 1921 la mansión fue adquirida por el Consejo de Kuldīga y su centro fue arrendado a particulares.
La casa señorial fue utilizada como hospital del Ejército alemán durante la II Guerra Mundial.