Por lo general, son donados por fieles devotos o diversas instituciones entre las que se encuentran clubes deportivos (Real Zaragoza), medios de comunicación (Heraldo de Aragón, Cope[1]) o institutos armados (Guardia Civil).
En un principio, cuando no tenían una forma definida, los mantos se colocaban directamente sobre la cabeza de la Virgen.
Más adelante, estas prendas pasaron a cubrir la columna y parte de la imagen.
Finalmente, a partir del siglo XVIII adoptaron la forma de colocación que conocemos en la actualidad por la que se cubre la columna quedando completamente descubierta la imagen de la Virgen.
En la actualidad, cada noche tras cerrar la Basílica-Catedral, es el Capellán de la Virgen quien accede a su camarín para retirar el manto que la ha cubierto durante la jornada y coloca el que lucirá al día siguiente.