[13] Después de ese suceso, ha llegado a documentar cinco casos clínicos de pacientes en colaboración con su equipo médico del hospital barcelonés.
[18] Sans Segarra considera que el paradigma de la mecánica cuántica de la física teórica aplicado al ser humano presenta un gran paralelismo con los fenómenos que comentan los pacientes en las ECM.
Según sus hipótesis, existiría una conciencia que tiene continuidad fuera del cerebro y que persiste después de la muerte física: la denomina conciencia no local o "supraconciencia".
[19][20] Esta conciencia podría explicar los experimentos a los que fueron sometidas las personas que han vivido una ECM por Segarra, como presentarles un objeto exclusivo durante la muerte clínica y, posteriormente, detectarse actividad cerebral en el lóbulo occipital, ante la exposición del objeto particular tras la recuperación del paciente en pruebas de neuroimagen.
Los autores inciden en que son afirmaciones desprovistas de todo rigor científico.