Manuel de Molina (Madrid, c. 1620[1] -1660), fue un pintor barroco español.
Es Lázaro Díaz del Valle, que debió de tratarlo, quien proporcionó las noticias biográficas recogidas luego por Ceán Bermúdez: hijo de Francisco de Molina y de Catalina González, burgaleses, comenzó su formación en el taller de Eugenio Cajés (1575-1634).
A los catorce años, al morir Cajés, quedó sin maestro, pero «llevado de su afición, tomando de unos y de otros, y copiando de los mejores, llegó a pintar con acierto muchas obras para sujetos particulares de Madrid, donde residía con estimación y buen nombre en 1658», año en que Díaz del Valle redactó sus notas.
[4] El catálogo del Museo del Prado de 1865, con obras procedentes del Museo de la Trinidad, atribuía a Miguel de Molina un Cristo crucificado descrito en el inventario de este último como «Jesucristo en el Calbario al pie de la Cruz el mundo la Calavera y la Serpiente alada con una cadena».
Depositado en 1884 en el Convento de Santa Isabel, resultó destruido al ser incendiado el convento en julio de 1936.