En el campo estrictamente flamenco destacó por saetas, hasta su retirada por la muerte repentina en una de sus actuaciones.
Ambas hermanas iniciaron su camino artístico cuando el cante se vivía intensamente pero no había alcanzado la dignidad y el reconocimiento del que hoy disfruta.
Y lo hacía como lo hizo la sevillana Niña de la Puebla en tierras onubenses, cantando sobre las tablas.
El director del espectáculo Huelva, la esencia del fandango, Antonio González "El Raya",[3] declaró que el infarto cerebral se produjo cuando La Niña de Huelva estaba cantando un fandango en la tercera parte de este espectáculo.
Sus restos mortales fueron trasladados desde Sevilla hasta el Tanatorio de Huelva, donde se celebró una misa.