[1] Este compromiso no se materializó ya que la madre de él, la reina Victoria, creía que los dientes de María eran "casi negros";[1] ambas chicas eran consideradas buenas, pero "delicadas y no bonitas".
[3][4] Debido a este hecho, la heredera al trono holandés habría sido su tía María, seguida por su hijo mayor, el príncipe Enrique XXXII de Reuss-Köstritz.
[3][5] Como su hijo servía como teniente en la Marina alemana, muchos estaban preocupados (particularmente los británicos y franceses) por los peligros a los que los Países Bajos estarían sometidos - él era un príncipe alemán con lazos cercanos a la Casa de Hohenzollern que sucedería al trono holandés.
[5] La reina Guillermina sufrió muchos abortos espontáneos durante su matrimonio, aumentando la especulación de la sucesión.
Sin embargo, el nacimiento de la princesa Juliana en 1909 aseguró la sucesión holandesa por otra generación.