Era hija de Antonio José Duque Botero y Ana Berenice Hencker Richter.
También un dolor porque lo dejaban en las iglesias solo y encerrado todas las noches, lo cual me causa pena”.
De aquellos pasos pastorales por el barrio Guayaquil, se pueden señalar dos direcciones: en la primera hay una respuesta a la gran preocupación por la formación y promoción de la mujer marginada y la otra es la que señala su dimensión profética.
Fue allí donde conoció a un anciano Carmelita que se convirtió en su guía espiritual y quien la ayudó a aclarar muchas verdades que ya intuía pero no conocía en su profundidad.
Las primeras mensajeras comprendieron muy bien la palabra de Cristo: “La mies es mucha y los obreros pocos”.
El milagro atribuido a su intercesión tuvo lugar en el 2001 a un joven de nombre Sebastián Vásquez, diagnosticado con pandisautonomía severa, una enfermedad degenerativa, variante poco frecuente del síndrome de Guillain-Barré.
Esta enfermedad lo tuvo en coma en dos ocasiones y muerto clínicamente tres veces.
La investigación diocesana terminó en 2003 y se envío a Roma para su estudio por la Congregación para las Causas de los Santos, siendo el papa Juan Pablo II quien dio apertura al proceso de canonización.