María Conesa

[2]​ Inició su carrera en el grupo “Aurora infantil” junto a su hermana Teresita Conesa, ambas destacaron en los escenarios muy tempranamente.

Superada la tragedia, el padre de María no cesó hasta convertir en estrella a su talentosa hija.

Sus mayores prendas no radicaban en sus facultades vocales sino en la picardía de sus actuaciones, en esos bailes acompañados de letras sugerentes que alimentaban el hambre sexual reprimida en las butacas: los cuplés con doble y hasta tercer sentido hicieron que los tandófilos la adoraran.

En plena efervescencia revolucionaria, María siguió dando funciones, ella lo había dicho: “A mí las balas me respetan”.

También impresionó a Emiliano Zapata, quien le haría un regalo e incluso el Caudillo del Sur coquetearía con ella en una de sus presentaciones.

“La Gatita Blanca” fue amiga personal de varios presidentes mexicanos: Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubio, Venustiano Carranza, Manuel Ávila Camacho, Adolfo Ruiz Cortines etcétera.

También llegó a convertirse en empresaria del Teatro Virginia Fábregas, donde siguió con el repertorio español, pero estrenando también nuevas obras mexicanas.

Ya en el extranjero, “La Conesa” aprovechó para acudir al llamado de Hollywood, cuya industria estaba interesada en ella, hizo algunas pruebas y acabó rechazando la oferta.

Temas como “Pompas ricas”, “Mi querido Capitán”, “El castigador”, “El morrongo”, “Los polichinelas”, entre otros, fueron popularizados gracias a la primerísima tiple valenciana por la que pasaban los años pero no el éxito.

El 4 de septiembre todos los diarios destacaban en grandes titulares que "la eterna María Conesa había desaparecido para siempre".