[3] Tras licenciarse, se trasladó a Haría, Lanzarote, donde regentó una farmacia.
[5] Álvarez destapó en 1963 el fraude alimentario del metílico.
[6] Ante los síntomas presentados por algunos pacientes, sospechó desde el principio de esta sustancia, aunque debido a su juventud y a su condición de mujer, en un principio su teoría fue cuestionada.
[3] Realizó los análisis que confirmarían su diagnóstico en el laboratorio de su propia farmacia.
[7] A pesar de la rápida actuación de Álvarez, se estima que fallecieron más de 50 personas y que decenas perdieron la visión por consumir bebidas adulteradas con alcohol metílico un compuesto químico tóxico utilizado como anticongelante, disolvente y combustible.