Influenciado por el impresionismo, viaja varias veces a París con su amigo Joseph Saint-Charles.
En esa época frecuenta a un escultor muy en boga en ese momento, Auguste Rodin.
En la actualidad, Suzor-Côté es reconocido por la envergadura y variedad de los temas que trató durante su carrera como pintor.
Muchos de estos desnudos impresionistas recuerdan los cuadros academicistas que pintó en París.
Los 10 años que aún vivirá le permiten consagrarse a la difusión de su obra y a preparar su entrada en un eventual panteón canadiense, mientras sigue tratamientos en el Hospital Francés y el Sanatorio Prévost de Cartierville.
Cuando entré en su habitación, se me cayó el alma a los pies.
Hasta su muerte, Suzor Côté mantiene la ilusión de volver a pintar algún día.
Armand Lavergne relata los últimos momentos del artista: «El papagayo que vivía en libertad en el apartamento no vio con buenos ojos al sacerdote que vino a administrar los últimos sacramentos.