Realizó sus estudios religiosos en Madrid y celebró su primera misa en 1808.
Maestro en canto gregoriano, trasladado a Caspe fue nombrado capellán de las capuchinas en 1827, instruyendo en música a las religiosas, para las que compuso sus cuatro misas, de entre las que destacan la Misa del Señor y la Misa de Réquiem.
Compuso también varios himnos, salves, novenas, secuencias y villancicos, mostrando un profundo conocimiento de la voz humana.
Asimismo, fundó la Institución de la Agonía o Preces por los agonizantes, e impulsó el rosario procesional cantado.
Entre tanto, no queda sino consignar algunas de sus piezas más relevantes, hoy desconocidas: