Él trabaja junto a un lago en la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán acompañado de su esposa Beatriz Ortega, que es artesana por cuenta propia.
[3] Su madre, una profesora, quería que estudiara una profesión pero él se negó.
[2] Gaspar aún vive en Pátzcuaro junto a su esposa Beatriz en Erongarícuaro.
[2] Gaspar tiene su propio taller en la ciudad y trabaja con su esposa.
Antes de que el proceso comience, la pieza es puesta a secar a través de luz y sombra, logrando que las piezas no se tuerzan o rompan.
Este paso es el que lleva más tiempo; semanas o en algunos casos meses para garantizar la aplicación correcta y el tallado del color en la madera, cuidando las áreas pequeñas.
[3] Como artesano prefiere el diseño tradicional para sus piezas pero también hace trabajos personalizados por pedido.
[2][3][4] Esta artesanía fue usada originalmente para crear figuras de dioses prehispánicos y en la época colonial, fue adaptada para la creación de imágenes cristianas debido a su ligereza.
[4] El trabajo de Gaspar como artesano le ha permitido trabajar en la conservación y promoción de esfuerzos para Pátzcuaro y sus artesanías tradicionales.
En 1998 participó en la primera cumbre Latinoamericana y Europea en Zaragoza.