Marisa Prado

Su físico llamó la atención del director Abílio Pereira de Almeida que le hizo una prueba y decidió que participara en la película Tico-tico no fubá en el papel de "Durvalina", en el que fue su estreno cinematográfico al lado de Anselmo Duarte y Tônia Carrero.

Al poco tiempo se convierte en una de las principales actrices de la compañía, destacando las películas Terra é sempre terra, O cangaceiro y Candinho.

Vivió también en España, donde rodó la mayor parte de su filmografía.

En 1956 recibió una de las Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos como mejor actriz extranjera per su papel en la película Orgullo.

Según declaraciones de su marido, atravesaba una fuerte depresión.