Un rasgo característico del marketing urbano es el desarrollo de nuevos hitos o 'flagship', edificios y estructuras.
[4] Este fenómeno se manifiesta a menudo en los intentos de las ciudades para atraer acontecimientos deportivos internacionales, como por ejemplo, las Olimpiadas.
La competición entre las ciudades se puede dar a nivel regional, nacional o internacional; y es un efecto de la globalización.
Ambos casos son ejemplo del marketing urbano, cada uno con una diferente implicación estratégica y orgánica.
[10] En el informe de 2015, París ocupó el primer lugar, con Londres, Nueva York, Sídney, y Los Ángeles situados en los puestos 2 a 5 respectivamente.