[1] Martin Eisengrein nació en el seno de una familia burguesa luterana.
Al año siguiente recibió una canónica en San Esteban de Viena y fue ordenado sacerdote en 1561.
Para esto recibió ayuda de Pedro Canisio, jesuita holandés, hoy venerado como santo en la Iglesia católica.
[5] El teólogo alemán propone una distinción clara entre la devoción a los santos y a la adoración a Dios, atacando, como herejía e inspiración del demonio, todo intento de querer abolir la primera, so protesto de resaltar la segunda; cuando, según él, los mismos santos han sido instrumentos de Dios en su lucha contra la herejía.
[6] Otro punto cuestionado por los protestantes, combatido por Eisengrein, fue el sacramento de la confesión.
Para el sacerdote católico la confesión ha sido importante y es una herencia del cristianismo primitivo, ya, afirma, los Padres de la Iglesia habían echado mano de ella, siguiendo el ejemplo del mismo Cristo como lo afirmaban las Sagradas Escrituras.