Gracias a una actividad política inusualmente variada, ocupó una posición de liderazgo en el partido parlamentario.
En 1912 Erzberger se convirtió en miembro de la facción dirigente (Fraktionsführung), la dirección del partido parlamentario.
Por ejemplo, colaboró con el antiguo canciller Bernhard von Bülow en un intento fallido de evitar que Italia entrase en la guerra en 1915.
[2] Escribió cartas a las principales autoridades militares, publicadas posteriormente, con extravagantes planes de anexiones alemanas.
Considerado un oportunista, se decía que «no tenía convicciones, sino solo apetitos».
Obtuvo un amplio apoyo socialista por intentar, a través del Bundesrat (Consejo Federal), proteger los derechos civiles de los ciudadanos.
Esta exigía que todos los hombres que no estuvieran en el Ejército o trabajaran en determinadas áreas de la economía fueran empleados en un trabajo vital para el esfuerzo bélico y, a cambio, reconocía a los sindicatos como socios negociadores en igualdad de condiciones con los empresarios.
Se refería explícitamente solo a los armenios católicos y nunca fue contestado ni considerado por el Gobierno otomano.
En 1917, con los ejércitos estancados en ambos frentes, Erzberger cambió su postura política y se convirtió en uno de los principales opositores a la guerra submarina sin restricciones.
En su lugar, fue el menos experimentado Georg Michaelis, con apoyo del káiser, quien se convirtió en canciller.
Pedía una paz sin anexiones ni indemnizaciones, la libertad de los mares y el arbitraje internacional.
Al mismo tiempo los anexionistas, especialmente los del naciente Partido Alemán de la Patria —encabezado por Wolfgang Kapp y el almirante Alfred von Tirpitz—, iniciaron una «agitación salvaje» contra Erzberger.
Apoyó el Tratado de Versalles, ya que no veía alternativas militares o políticas.
En primer lugar, pretendía otorgar al Gobierno federal la autoridad suprema en materia de impuestos y gastos, y acabar así con la dependencia respecto a los estados constituyentes, como ocurría en el antiguo Imperio alemán.
Sus elevados tipos impositivos hicieron a Erzberger aún más impopular entre la derecha.
Fundado en noviembre de 1918 en él habían confluido monárquicos ultraconservadores, nacionalistas völkisch e incluso antisemitas.
Erzberger se vio finalmente obligado a interponer una demanda contra Helfferich por calumnia.
La acción se saldó con una pequeña multa para Helfferich (la legislación alemana no prevé ninguna indemnización o sanción por calumnias).
[1] Durante el juicio, se produjo un atentado contra la vida de Erzberger cuando salía del tribunal que le dejó bastante herido.
En 1920 publicó un memorándum en que intentaba justificar su posición durante la guerra, y lo siguió con revelaciones sobre la actitud de la Santa Sede en 1917 y la misión del legado papal en Múnich, Eugenio Pacelli (más tarde, papa Pío XII).
El Tägliche Rundschau (Berlín), diario independiente pero próximo al DVP, observó, en alusión al aspecto de Erzberger, que «puede ser tan redondo como una bala, pero no es a prueba de balas».
Manfred von Killinger, miembro destacado de la Orden Germánica, planeó su asesinato reclutando a dos miembros del escuadrón de la muerte ultranacionalista Organización Cónsul, Heinrich Tillessen y Heinrich Schulz.
[2] Su funeral se convirtió en un mitin político, en el que uno de los oradores fue Joseph Wirth.
[1] Erzberger está enterrado en el cementerio católico de Biberach an der Riß.
Con su optimismo y sentido de la responsabilidad, nunca retrocedió ni siquiera ante las tareas más difíciles.