Los sobrevivientes llegan a las costas de Yucatán, donde son apresados por guerreros mayas.
El propio capitán Valdivia y otros son ofrecidos como sacrificio a los dioses.
Ambos logran escapar hacia el territorio de otro jefe indígena más indulgente.
Cuando los náufragos reciben la noticia de que hay una nave española que ha llegado a las costas y está lista para rescatarlos, Aguilar decide marchar a su encuentro.
Decide quedarse, sintiéndose que ya es parte de ese pueblo.