Pero enterado Mazaces, que había sido nombrado sátrapa poco antes, ordenó su ejecución.
[2] Mazaces, al igual que Sabaces, acuñó copias de tetradracmas atenienses, inscribiendo sus nombres en arameo (Mazdaka y Savaka).
Mazaces se encontró con que no tenía suficiente fuerza militar para oponer resistencia, pues el grueso de sus tropas las había enviado el año anterior a Isos.
[4] Aconsejado por Amminapes, que conocía bien a Alejandro, Mazaces entregó el país al macedonio sin luchar, junto con un tesoro de 800 talentos de oro y los almacenes reales.
[9][10][11][12] En su afán por ser reconocido como heredero del Imperio aqueménida, Alejandro, dado que en las satrapías orientales se desconocía la economía monetaria, permitió la acuñación local de monedas, diferentes de las reales, como es el caso de los sátrapas Mazaios en Babilonia, Mazaces en Mesopotamia y Balacros en Cilicia.