Melo buscó la protección del príncipe Guaimario III de Salerno y Dato se refugió en la abadía benedictina de Montecasino, donde los monjes anti-griegos, a instancias del papa Benedicto VIII, le entregaron una torre fortificada en el Garigliano.
La familia de Melo, sin embargo, fue capturada y enviada a Constantinopla.
Tras derrotar en mayo a un ejército bizantino dirigido por el nuevo catapán León Tornikio Kontoleon a orillas del río Fortore, para septiembre los rebeldes se habían apoderado del territorio entre el Fortore y Trani, saqueando Apulia; en octubre, sin embargo, la situación daría un importante vuelco.
Su viejo aliado, el emperador, le dio un funeral fastuoso y una tumba ornamentada en la nueva catedral de Bamberg.
Su hijo Argiro continuaría la lucha por la independencia lombarda en Apulia tras su regreso de su prisión en Constantinopla.