Memorial Literario

En su primera etapa, al principio cada entrega tenía su paginación propia, pero desde septiembre de 1785 empezaron a secuenciarse por tomos cuatrimestrales.

Se compone casi por completo de texto, aunque inserta esporádicamente algunas figuras, planos y grabados.

Ya en el primer número advierten los redactores que «no hallará el lector en todos uniformemente unas mismas materias».

Entre los géneros más denostados por los memorialistas se encuentran las comedias de magia y las historicomilitares.

Por el contrario, obras ajustadas al canon del buen gusto, como la moratiniana El viejo y la niña, merecen el aplauso de aquellos.

Los datos de esta última los proporcionaba el ilustre médico catalán Francisco Salvá Campillo, cuya contribución no se ciñó solo a este campo sino que se extendió a temas de medicina, electricidad atmosférica, ciencias naturales y mecánica.

[15]​[16]​[c]​ La información no se restringía a los datos puramente meteorológicos, sino que incluía noticias referidas a la influencia del comportamiento del clima sobre la salud, en sintonía con las corrientes médicas y científicas europeas contemporáneas.

Según argumenta su autor, el lujo provoca en las capas sociales más altas el deseo de aumentar continuamente los gastos relacionados con las bodas; la necesidad de acopiar cada vez más dinero retrae a los posibles contrayentes, que retrasan o anulan sus matrimonios, con el consiguiente daño demográfico.

Portada del n.º xxiii , tomo ix , correspondiente a septiembre de 1786
Portada del primer número con esta denominación, correspondiente a julio de 1793