Los 90 traen algo que para León había sido un sueño por 20 años, un contrato con EMI-ODEON su nueva compañía discográfica.
a los 18 años su meta era grabar en la EMI; un día buscó en la guía de teléfonos la dirección de ODEON y cuando se dirigió al lugar se encontró con una tal "Pizzería Odeón".
A pesar de su desilusión y frustración, Gieco dice textualemente: "No hay mal que por bien no venga…" cuando recuerda la anécdota, ya que veinte años después hizo realidad su sueño grabando con uno de los sellos más importantes del mundo.
“Todos los días un poco” es una canción de amor muy simple, profunda y sensible.
Esta asociación artística entre Gieco y Gurevich se dio en una época particular para el cantante que nació en Cañada Rosquín, de Santa Fe.