Mentalismo (discriminación)

La discriminación se basa en factores como estereotipos sobre neurodivergencia, por ejemplo personas autistas, dificultades en el aprendizaje, TDAH, bipolares, esquizofrenia, y trastornos de la personalidad, fenómenos concretos de la conducta como tartamudez, dislexia, dislalia y tics, o discapacidad intelectual.

Puede darse en variadas formas como calificativos insultantes, comentarios en apariencia irrelevantes y trato indigno.

Estas actitudes de rechazo pueden ser interiorizadas por la propia persona que las sufre, como explica la teoría del etiquetado.

Conceptos como "estigma" y, en algunos casos, "capacitismo", pueden entenderse de manera similar pero no idéntica.

[3]​ Birnbaum era un médico, abogado y activista de la salud mental ayudando a que se aplicara el derecho constitucional a recibir un tratamiento psiquiátrico con salvaguardas y en contra de los tratamientos involuntarios.

Desde un primero uso registrado en 1980 el profesor legal Michael L. Perlin de Nueva York continuó con su uso posterior.

UU.[6]​[7]​[8]​[9]​[10]​ El colectivo comenzó entonces a reconocer un patrón en cómo habían estado siendo tratados.

Algunos trastornos mentales pueden afectar la conciencia y la comprensión de ciertas maneras en determinados momentos, pero las suposiciones mentalistas pueden llevar a creer erróneamente que se comprende la situación y las necesidades de la persona mejor que ella misma.

[15]​ Algunas organizaciones financiadas por las administraciones estatales consideran que la cuestión se debe principalmente a las actitudes estigmatizantes del público en general, tal vez debido a que las personas no experimentan una convivencia significativa con quienes tienen un trastorno mental (habiendo sido este diagnosticado).

Otros sectores críticos alegan que la mayoría de aspectos podrían ser expresados fácilmente en términos más cuidadosos y menos ofensivos.

Si bien reconoce que hay quien eligen no usarlas en ningún sentido, se pregunta si términos médicos como "enfermo mental", "psicótico" o "clínicamente deprimido" son más útiles o descripciones serias frente a otras posibles alternativas.

Después de 2012, Oaks sufre un accidente que lesiona su cuello, dejándole tetrapléjico y le lleva a retirarse.

[19]​ La escritora británica Clare Allen argumenta que incluso los términos de la jerga popular como "loco" son inadecuados.

Además, el colectivo profesional de la salud mental y otras personas pueden tender a equiparar la coerción de una persona con el tratamiento; los pacientes tranquilos que no causan ningún trastorno en la comunidad puede considerarse que están mejor e incluso recuperados, independientemente del malestar o incapacidad que esa persona pueda sentir como resultado de las intervenciones.

[14]​ El mentalismo ha sido vinculado con la negligencia en lo referido al control de los efectos adversos de psicofármacos (u otras intervenciones), o a ver tales efectos adversos como aceptables en comparación con como serían para otros colectivos.

Los tratamientos que no consideran la libertad de elección y la autodeterminación pueden hacer que las personas vuelvan a experimentar la impotencia, el dolor, la desesperación y la rabia que acompañaron al trauma inicial y, sin embargo, los intentos de hacer frente a esto pueden ser etiquetados como paso al acto, manipulación o llamadas de atención.

[14]​ Al mismo tiempo, un rasgo o condición podría considerarse más bien una diferencia individual que la sociedad debería aceptar, incluir y adaptarse, en cuyo caso una actitud mentalista estaría asociada a suposiciones y prejuicios sobre lo que constituye una sociedad normal y sobre quién merece que la sociedad se adapte, recibe apoyo o merece consideración.

Las prácticas ofensivas e iatrogénicas pueden estar integradas en los procedimientos clínicos, hasta el punto de que los colectivos profesionales las asumen como normales, en lo que se ha calificado como una forma de discriminación institucional.

Sectores críticos de la intervención social o incluso profesionales que han utilizado los servicios en algún momento, ha expresado críticas como que no existe una ayuda a las personas para identificar y abordar las discriminaciones que sufren; de retrasar indebidamente a las actuaciones psiquiátricas o biomédicas, en particular en lo que respecta a los casos más graves; y de no abordar las propias prácticas discriminatorias, incluidos los conflictos de interés institucionales en lo referido a tutelas y curatelas.

[28]​ Según Perlin, los jueces distan mucho de infalibles, tendiendo a reflejar el cuerdismo que tiene orígenes culturales muy interiorizados y asumidos.

Además, los tribunales trabajan de manera apresurada y asimilan los problemas mentales con "carácter débil o voluntad pobre".

Esto puede limitar su capacidad en la propia comunidad para resolver temas legales como: "contratos, propiedades, relaciones domésticas, fideicomisos y patrimonios.

En cualquier ámbito del derecho, señala, dos de los mitos cuerdistas más comunes son la presunción de que las personas con discapacidades psicosociales están fingiendo, o que esas personas no serían discapacitadas si se esforzaran más.

Esto incluye las camarillas y las jerarquías sociales que las personas con problemas particulares pueden encontrar muy difícil de romper o ser valoradas en ellas.

"Mentalismo" fue acuñado por Judi Chamberlin.
David Oaks, 2009
Graffiti en una servicio de defensa de salud mental
Camiseta que trata de muestrar la realidad de la recuperación
Una etiqueta institucional