Fue diseñado por Mariano Medarde en los años 1880, época en los que ocupó el puesto de arquitecto municipal.
El recinto quedó delimitado por un muro perimetral de mampostería que, además, le permitía establecer una rasante para todo el conjunto desde el acceso abierto frente a la plaza de Don Pedro.
Aquí se regularizó la cota creando una planta semisótano para almacenes con acceso directo desde el exterior.
En la plaza se alzaron, además del edificio principal para venta de productos comestibles perecederos, dos lonjas que ocupaban la casi totalidad del patio de operaciones: una para la comercialización de telas y mercancías diversas, y otra para granos y semillas.
Esta traza compositiva está en relación directa con la que, con posterioridad, desplegará Ricardo Velázquez Bosco en algunas de sus construcciones levantadas en Guadalajara, y, por consiguiente, más allegada a la arquitectura en ladrillo de la Europa septentrional que a los cánones del mudéjar hispánico.
En junio de 1998 se procedió a la reapertura del histórico mercado tras la finalización de unas problemáticas obras que se prologaron más allá del tiempo previsto.