Mercado del Progreso

La entrada al mismo se podía hacer en carros tanto por la calle Rivadavia, por Silva, o por el pasaje Coronda.

Muy pronto se ocuparon cientos de puestos al aire libre y cubiertos por toldos, en su mayoría pertenecientes a trabajadores inmigrantes.

Entre 1929 y 1930 se reforma la fachada con ornamentación a la moda de la época aunque combinando con los elementos clasicistas del frente sobre Centenera.

[2]​ El mercado pasa de la primigenia sociedad anónima a manos de un único dueño, luego en los años 50 y 60 hubo inquilinos, hasta que en 1957 sufre una crisis, que resulta en un acuerdo entre la familia propietaria y los puesteros arrendatarios, mediante el cual forman una sociedad anónima y compran el predio, para hacerse cargo de su explotación comercial hasta nuestros días.

[1]​ Actualmente el edificio mantiene mayormente su fisonomía histórica ya que las modificaciones arquitectónicas introducidas por los distintos propietarios no alteraron sustancialmente la estructura original del mercado.

Cuenta con 17 negocios a la calle y 174 puestos interiores distribuidos en 3600 m², que triplica la superficie de hace 114 años.

[4]​[5]​ Los productos que se pueden conseguir en el Mercado son frutas, verduras y hortalizas nacionales o importadas, todo tipo de carnes frescas y frutos de mar, elaborados en formas modernas o tradicionales, como ser matambres, carnes rellenas, brochettes, destacándose el "bollito misto", una versión libre del puchero argentino y el codeguín, un embutido del norte de Italia, que se come habitualmente con polenta.

Fachada del mercado.