En 1959 fue trasladado desde su cráter al Centro Cívico Constitución, ubicado en la capital del estado, donde permaneció hasta 1992.
Posteriormente se trasladó a la explanada del Centro de Ciencias de Sinaloa por órdenes del primer director del mismo, Antonio Mora Stephenson, donde se encuentra en el actual año 2020.
[1] Otro problema es que ha estado expuesto a la intemperie por muchos años.
Si bien esto beneficia al público que puede tener contacto directo con él, al estar compuesto mayoritariamente por hierro sufre un proceso de oxidación que lo ha llevado a perder masa y peso en forma gradual y permanente.
Por este motivo se han realizado propuestas de rescate y preservación.