[26] Si bien las investigaciones genéticas recientes sugieren que la población mexicana en general es producto de hombres europeos que se mezclaron con mujeres amerindias,[27][28][29][30] qué tan pronunciado este desequilibrio de género ha sido históricamente varía considerablemente dependiendo del estudio consultado, con la contribución maternal amerindia oscilando entre un 90% y un 59%,[31] la investigación genética en torno al cromosoma X muestra menos variación, con la contribución de mujeres amerindias oscilando entre un 50%[32] y un 54%.
Aunque este nuevo estado otorgó diversos privilegios como títulos nobiliarios y extensiones de tierra a los miembros de la tribus indígenas aliadas, los españoles acapararon la mayor parte del poder político y económico.
[40] Para conservar el poder, los españoles promovieron un sistema de castas en la sociedad novohispana en el cual los nacidos en España, llamados peninsulares eran los más privilegiados, seguidos de los criollos, los mestizos, los indígenas y, finalmente, los africanos.
Los criollos[38] mostraban una marcada preferencia por otros inmigrantes españoles, sin importar si eran de un nivel socioeconómico inferior al suyo, ya que mantener el linaje y las costumbres españolas se veía como la mayor prioridad.
Como las principales actividades económicas de la Nueva España no estaban relacionadas con la agricultura (y ya se poseía con suficiente mano de obra para llevar estas actividades a cabo gracias a la numerosa población indígena) el Virreinato no creó ningún tipo de programa que lo hiciera un destino más atractivo para agricultores europeos.
Cuando el conflicto terminó en 1821, el nuevo gobierno mexicano expulsó a aproximadamente 10,000 – 20,000 peninsulares, lo cual hasta cierto punto evitó que la población europea aumentara en porcentaje entre 1820 y 1830;[39] aunque dicha expulsión no significó un veto permanente de migrantes europeos, incluso provenientes de España.
[36] Aunque la independencia resultó en la abolición del sistema de castas, la división entre lo "español y lo "indígena" continuó, tomando los criollos el lugar del privilegio económico y social basado en los orígenes étnicos de los peninsulares, aunque dicha división pasó a basarse más en el dinero y la clase social que en la raza, por lo que aumentaron las posibilidades de movilidad social para los mestizos e indígenas.
[39] De acuerdo al primer censo racial a nivel nacional realizado en México en 1793, los blancos oscilaba entre 18%-22% de la población, con los mestizos siendo entre 21%-25% y los indígenas entre 51%-61%[43] pero en 1921, cuando el segundo censo nacional que considerada la etnicidad fue realizado, sólo el 10% de la población se identificó como blanca, mientras que 59% se identificaron como mestizos y 29% como indígenas.
[54] Varios autores teorizan que la razón de estas inconsistencias puede estar en la identidad mestiza promovida por el gobierno mexicano, la cual, según se informa, llevó a personas que no son biológicamente mestizas a identificarse como tales.
[36] Aunque hoy en día la gran mayoría de la población del país se considera mexicana, las diferencias en rasgos físicos y apariencia siguen jugando un papel importante en las interacciones sociales cotidianas,[57][58][59] tomando esto en cuenta, en los últimos tiempos el gobierno de México ha comenzado a realizar investigaciones étnicas para cuantificar los diferentes grupos étnicos que habitan el país con el objetivo de reducir las desigualdades sociales entre ellos.
[65] A pesar de que existe una gran variación en los fenotipos entre los mexicanos, la apariencia europea todavía es fuertemente preferida en la sociedad mexicana, con la piel más clara recibiendo una atención más positiva, ya que se asocia con atributos positivos como lo son el dinero, la modernidad y la clase social alta.
[36][34] En contraste, la ascendencia indígena a menudo se asocia con tener una clase social inferior, así como con niveles más bajos de educación.
[36] Aunque el gobierno mexicano no utilizó oficialmente términos raciales relacionados con personas europeas o blancas durante casi un siglo (reanudándolos después de 2010), los conceptos de "gente blanca" (conocidos como güeros o blancos en el español mexicano) y de "ser blanco" no desaparecieron[66] y todavía están presentes en la cultura mexicana cotidiana: en la sociedad mexicana se utilizan diferentes modismos raciales que sirven como términos mediadores entre grupos raciales.
[72] Esto eventualmente llevó a la región noreste del país a ser la región con mayor proporción de blancos durante el período colonial español, aunque las olas migratorias recientes han estado cambiando sus tendencias demográficas.
[78] El cuestionario actual incluía como opciones otras palabras que se usan coloquialmente para referirse a los blancos en México ("güero", "claro", "aperlado") y otras palabras que podrían o no referirse a una persona blanca dependiendo del caso ("quemadito", "bronceado", "apiñonado", "amarillo" y "canela").
[79] La palabra "moreno" en sí tiene una definición muy amplia en español y no tiene connotaciones raciales específicas, usándose tanto para definir a gente de piel clara con cabello oscuro como para definir gente de ascendencia africana.
[5] Compuesto por una serie de encuestas a nivel nacional centradas en educación, movilidad económica generacional y etnia, destaca especialmente por brindar a los mexicanos la posibilidad de identificarse con una raza (las opciones disponibles son "indígena", "mestizo", "blanco", "negro" u "otro").
[5] Dicha sección del estudio, junto con las que no abordaban la raza, apenas recibió cobertura mediática.
[85] De manera similar a su predecesora, esta encuesta se realizó poniendo atención especial en grupos sociales desfavorecidos, es decir, los estados con una presencia conocida de dichos grupos sociales realizaron más encuestas proporcionalmente.
A pesar de esto, la herencia genética europea estimada para los mexicanos fue la segunda más reducida.
Adicionalmente, se observa que los grupos sanguíneos "A" y "B" son más comunes en voluntarios jóvenes mientras que los grupos "AB" y "O" son más comunes en voluntarios de edad avanzada.
[99] Pese a ser el conflicto más violento en la histria de México, la Revolución Mexicana no desinsentivó la inmigración europea ni asustó a la población blanca de ya establecida en México, que, por residir predominantemente en las áreas urbanizadas del país no fue afectada por esta y veían dicho conflicto como algo pertinente sólo entre poblaciones rurales.
Adicionalmente su estatus como extranjeros les otorgaría ventajas sociales y económicas, perdiendo así todo incentivo para mezclarse fuera de la clase alta criolla mexicana.
[35] Aunque la inmigración internacional fue más restringida en los gobiernos posteriores al de Porfirio Díaz esta nunca se detuvo durante el resto siglo 20.
Su recepción por la elite mexicana fue mezclada pero la mayoría de los recién llegados finalmente fueron exitosos, destacando como académicos y artistas.
Sus habitantes son descendientes de 500 migrantes italianos que llegaron como refugiados en 1800 y aunque se han unido con mexicanos mantienen su dialecto e identidad étnica.
[41][111] Investigación genética en la población mexicana es numerosa y ha retornado gran diversidad de resultados, no es raro que estudios genéticos realizados en la misma localdad obtengan resultados notoriamente diferentes, ejemplos ode ello son la ciudad de Monterrey en el estado de Nuevo León, la cual dependiendo del estudio en cuestión reporta una contribución europea promedio que va desde 38%[112] hasta 78%,[113] y la Ciudad de México, cuya herencia genética europea puede ser tan reducida como 21%[114] o aumentar hasta 70%.
[122] La ideología del mestizaje, que ha borrado las distinciones raciales a nivel institucional también ha tenido una influencia significativa en estudios genéticos realizados en México:[120] Debido a que los criterios usados en estudios para determinar si un mexicano es mestizo o indígena suelen ser culturales como lo es el lenguaje en lugar de auto-identificación racial o una selección basada en fenotipo existen estudios en los que poblaciones consideradas como indígenas en razón de lenguaje muestran una herencia europea mayor que poblaciones consideradas como mestizas reportan en otros estudios.
[125] Independientemente de los criterios de selección usados, todos los estudios de ADN autosomal realizados coinciden en que existen variación genética significativa en función geográfica, con el sur de México casi siempre presentando una contribución amerindia mayoritaria y una contribución africana mayor al promedio nacional; la región central de México mostrando un balance entre herencias amerindia y europea;[126] con esta última incrementándose gradualmente en las regiones norte y oeste, donde la contribución europea se convierte en la más prominente[127] hasta llegar a las poblaciones localizadas en la Frontera entre Estados Unidos y México, donde los estudios realizados sugieren que las herencias amerindia y africana aumentan significativamente.
El único criterio para selección de voluntarios fue que estos se autoidentificaran como mexicanos.