Las migraciones internas en Argentina pueden dividirse en tres grandes etapas:[1] En los comienzos de la Argentina como país independiente el área más habitada era la región noroeste andina conformada por las provincias de Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán.
La importancia económica-demográfica de esta región está relacionada con las civilizaciones andinas agro alfareras precolombinas, primero, y luego con la explotación minera de plata en Potosí, durante la colonia.
[2] En 1819 la población urbana alcanzaba aproximadamente 115.000 habitantes y estaba limitada a dieciséis ciudades, prácticamente todas capitales provinciales.
Buenos Aires, con 54.000 habitantes concentraba casi la mitad (46%), seguida por Córdoba (13 000 h.), Santiago del Estero (7.000 h.) y Salta (7.000 h.).
A 1998, las principales migraciones internas eran: De Santiago del Estero, Chaco, Entre Ríos y Corrientes al Gran Buenos Aires.