Perdió las elecciones al obtener 17 votos menos que su oponente Pepe Álvarez.
Su padre era mecánico ferroviario y continuó la tradición familiar.
En los años ochenta la empresa planeaba su desmantelamiento y Cilleros se situó en la primera línea de protesta, combinando la presión con la negociación.
[2] En 1992 se situó al frente de la sección sindical de UGT, su primer paso en la estructura organizativa sindical y en 1994 pasó a trabajar a tiempo completo en el sindicato ferroviario.
A la carrera para suceder a Cándido Méndez llegaron tres candidatos: Josep María Álvarez, secretario general de UGT en Cataluña, Cilleros, líder del Transporte, y Gustavo Santana, secretario general de UGT en Canarias que finalmente se retiró al no obtener los avales necesarios.