Asimismo destacan sus Diarios[1] y su largo libro de memorias, La creación del mundo.
Había pasado una temporada en una casa burguesa de Oporto, en la que realizó diversos servicios domésticos, al tiempo que alternaba sus estudios en el seminario durante dos años.
Esta circunstancia se aminoró al verse trasladado el chico a Brasil, con trece años.
Asimismo, se había integrado en el grupo intelectual que editó la revista Presença, formado en 1927 por Branquinho da Fonseca, Joao Gaspar Simoes y José Régio.
La revista se publicó hasta 1940, pero Torga dejó de colaborar en 1930.
Posteriormente, en 1936 dirigió él una nueva revista, Manifiesto, que se publicó hasta 1938.
En los cincuenta, con su prestigio literario ya consolidado, publicó Cántico de homem (1950), Penas do purgatório (1954), Orfeu rebelde (1958), Cámara ardente (1962) y Poemas ibéricos (1965).
La Revolución portuguesa rehabilitó del todo al preterido escritor.