También solicitó artilleros navales para usarlos en el Morro y los puestos costeros avanzados.
Muesas creía que estas personas, bien dirigidas, podrían resistir una tropa de 10 o 12 mil militares británicos.
A lo largo de su gobierno, también fundó varias localidades: Moca, Rincón, Las Vegas, Cayey, Aguadilla y Cabo Rojo.
[4] Sin embargo, según otras fuentes, Muesas no fue tan «caritativo» con los esclavos libres que se refugiaban en Puerto Rico, pues los consideraba ladrones y salteadores de caminos.
Así, en 1770, prometió recompensar económicamente a todas aquellas personas que capturaran un cimarrón y, además, todos los esclavos prófugos venidos de otras islas caribeñas, tras ser capturados, debían ser entregado rápidamente a las autoridades españolas de Puerto Rico.
También se permitía que fueran golpeados si no quedaba otro remedio para poder ser capturados y, si el esclavo era protegido por otras personas del archipiélago, estas serían castigadas con «un año de grillete» y sancionado a pagar una alta cantidad de dinero.
[5] Respecto al ámbito educativo, Miguel de Muesas creó y divulgó el Directorio General para tratar de eliminar todos los males y redactar un reglamento en el que se expongan todas las obligaciones de un Teniente gobernador, para impulsar que Puerto Rico siempre tenga un buen gobierno.
Además, los niños debían acudir a dicho centro independientemente de su raza, siempre que fueran libres.