Se trasladó a Madrid en 1836 y allí intimó con José de Espronceda.
Cofundó además la revista El Pensamiento junto a sus amigos Eugenio Moreno, Espronceda y Antonio Ros de Olano.
Colaboró en el ya citado No me olvides y en Semanario Pintoresco Español.
En su poesía lírica se muestra como un romántico decadente, sin alcanzar la ironía de los modelos byronianos que seguía, como Espronceda.
Entre ellos son justamente famosos "El esqueleto vivo" y la novela corta La protección de un sastre, Madrid, 1840.