En el resto de la España bajo control republicano, los docentes participaron en las milicias populares creadas ad hoc.
En los dos meses siguientes, Cultura del Miliciano estuvo presente de forma estable en seis batallones (Canarias, Dimitrov, Aida Lafuente, Pedro Rubio, Pablo Iglesias y Frente Rojo), varias brigadas, distintas secciones del Quinto Regimiento, así como en la comandancia de Sanidad y el hospital de las Brigadas Internacionales.
Una guerra que ya se preveía larga, requeriría la necesaria formación de sus soldados y combatientes, muchos de ellos procedentes del medio rural que jamás habían podido disfrutar del acceso a la educación.
Respecto a las actividades de enseñanza que desarrollaban, el plan tenía tres niveles: elemental (lectura, escritura y operaciones aritméticas sencillas); cultura mínima (profundización de la aritmética, geometría, caligrafía, ortografía, gramática, ciencias naturales, geografía e historia) y cultura media (taquigrafía, contabilidad, francés y dibujo).
Los últimos datos de que se tiene constancia reflejan la actividad del primer año y medio.