[1] Esta atribución precisa es necesaria no solamente en los ejemplares de exhibición, sino sobre todo en aquellos que se utilicen en investigación.
Aunque casi todos los tratados de mineralogía incluyen información sobre las localidades donde se encuentra los distintos minerales, los estudios destinados específicamente a estudiarlos en su entorno aparecen a mediados del siglo XVIII.
La primera recopilación general de estas obras fue llevada a cabo en 1948 por Spencer.
Este último país no cuenta con una mineralogía topográfica general, pero si con monografías para la mayoría de sus estados.
[9] Dado los problemas que tuvo para que se publicara en España, en 1902 publicó una versión más corta en Alemania, con la colaboración de A. Tenne, con el título Die Mineralfundstätten der Iberischen Halbinsel, incluyendo algunos yacimientos protugueses.
En este libro se señala la presencia en España de 1.230 especies minerales, en unas 10.000 localidades distintas.
En total, la obra sobrepasa las 5.000 páginas, y está considerada la más extensa publicada sobre cualquier país del mundo.
Sufrió una interrupción importante, entre el primer fascículo del tomo III y el resto de la obra, dado que durante varios año Lacroix estuvo dedicado intensamente al estudio de varias erupciones volcánicas.
Esta obra, que se publicó en el tomo 11 del Boletín del Instituto Geológico de México, sigue la clasificación de Dana, e incluye 311 especies minerales, aunque sin referencias sobre los datos.
El mismo año se publicó una traducción al francés, A. Chaix et Cie, Imp.