Quedó huérfano con sus padres a una edad temprana, y por eso fue criado por un ermitaño.
Aquí vivió durante muchos años en el ayuno y la oración continua.
Su cama era el suelo desnudo, y él comió de la fruta del bosque, apagando su sed en una fuente que manaba de la roca viva gracias a sus oraciones.
Y el agua (lluvia), en una sequía, se fue como un regalo para la gente de Canzo, en riconoscimiento del bien recibido.
En el proceso de la muerte, desde Canz Miro llegó Onno y después Mandello del Lario cruzando el Lago de Como con su capa como barco.