Mitología chaná

Tijuiném, también escrito como Tihuinem (o am tihuinem u-gil),[1]​ es el dios de los chanás, a quien el padre de dioses le encargó la misión de poblar a la madre tierra, hasta entonces yerma, al crear a los chanás y demás seres vivos animales y vegetales.

[2]​ Los chanás según su mitología serían originarios de un sitio mítico denominado timucó (o timujú), muy lejos hacia el norte y en donde en el pasado remoto habrían vivido, de donde migraron hasta llegar a la región que habitaban en los ríos Paraná y Uruguay cerca de su desembocadura.

La niña, que presentía su muerte, pidió ser enterrada con sus flores, pero las reglas de la comunidad impedían hacerlo para respetar a la madre tierra, sino que los cuerpos de los niños fallecidos debían primero ir en una canoa de descanso, puesta en un árbol de un bosque para que su alma vuele a las estrellas, y una vez sucediera esto enterrar sus restos.

[5]​ Ndiní lantéc («pájaro hablador») o loro, habría sido una persona encargada de hacer guardia pero que, por ser demasiado habladora, no cumplió con su deber y permitió el ataque enemigo.

Debido a ello, un espíritu mensajero de Tijuiném lo castigó, convirtiéndolo en el ave.