Mohamed Mohamed Sadeq al-Sadr

Defendió la reforma del estado y la liberación de los líderes chiíes detenidos.

El aumento de su popularidad lo hizo entrar en competencia con otros líderes chiíes, incluido el Ayatolá Mohamed Baqir al-Hakim que se exilió en Irán.

Durante años fue considerado una persona próxima al gobierno iraquí que en 1992 lo designó como el principal clérigo chií del país.

Sin embargo meses de su asesinato las relaciones se habían tensado a causa de un edicto religioso del Gran Ayatolá pidiendo a los iraquíes que asistieran a las oraciones del viernes en lugar de quedarse en casa viendo la televisión, una fatwa que no gustó al régimen.

Una declaración desde El Cairo del Partido Comunista Iraquí en el exilio acusó a Sadam Hussein de estar detrás de su muerte.