El viaje con ella, en principio programado para seis meses, se prolongó dos años.
Allí, mediante una carta del embajador argentino en Berlín logra ser recibida por el presidente de la productora alemana UFA y que le hagan una audición y una prueba de pantalla.
Aconsejada por su abuela finalmente logra que su familia lo acepte, y luego de actuar en cuatro películas, Joe Schenck le ofreció seguir su carrera en Hollywood.
Durante su estancia en Europa tuvo un fugaz matrimonio con Clarence Brown, unión que fracasó, y posteriormente con el ingeniero holandés Harry Geldelman.
Unos años después regresó finalmente a Buenos Aires, donde vivió una larga vejez.