En los tiempos en que gobernaba la iglesia cesaraugustana el obispo San Braulio, se supone la aparición de la imagen de la Virgen de Cogullada, debido su descubrimiento a una milagrosa avecilla.
En ese sagrado punto, edificó la basílica, donde se expuso a la pública veneración en el año 637 y en el mismo punto fundaron los capuchinos su convento en 1657.
Habiendo sido suprimidos los frailes en 1835, su iglesia actual, construida a expensas de la cofradía de la referida virgen, ha quedado bajo su cuidado y dirección, la que celebra todos los años su festividad el día segundo de Pascua de Pentecostés y aumentada la concurrencia con tal motivo, sus frondosas arboledas, fecundadas por el Gállego, prestaban aliciente a solitarios paseos y bulliciosas romerías.
En la cocina del convento daban unas tortillas muy especiales con variedad de hierbas: tenía gran reputación esta comida y en las funciones que se preparaban, se decía: A comer una tortilla a Cogullada.
Tras diversas restauraciones se aprecia en el edificio un carácter neomudéjar.