El Monasterio de San Nicolás se distingue por su diseño, adaptado a la pequeña extensión del espacio en el que está construido, con pisos sucesivos.
En el piso superior se encuentran el archonaki (banco antiguo), el osario y una capilla dedicada a Juan el Bautista.
Fue reconstruido en la primera década del siglo XVI por el obispo metropolitano de Larisa, Agios Dionysios.
Debido a la pequeña superficie disponible en las paredes del templo, muchas representaciones tienen un tamaño de imagen portátil.
En los años 1960 comenzaron los trabajos de restauración que duraron hasta el final del siglo.