El monasterio se mantuvo algunos años padeciendo las adversas condiciones de ese lugar.
No eran suficientes para guardar la forma de las ceremonias y mantener las costumbres, ni eran buenos granjeros.
[3] Este lo aceptó y envió a Martín Fernández Bastida para que sirviese allí como capellán.
[4] Desde la villa de Haro durante años se realizó una romería al santuario.
En 1467, por la cercanía de las tropas del reino de Navarra se decidió que los oficiales del concejo no fueran a la procesión: "Otrosi mandaron que se liebe a Tolonno mannana martes la ofrenda acostunbrada con algunos, e non baya allá el conçeio por el reçelo de los nabarros".
[7] En 1505 se recoge "... pagué (se refiere al mayordomo) çiento e çinquenta maravedís porque dio treinta cuartales de pan quando fueron a Nuestra Sennora de Tolonno en proçeçión".