Se acuñaron unas 5 000 000 monedas, lo que fue superior a la demanda, y la mitad de ellas fueron fundidas.
En 1890, el Congreso aprobó una legislación que otorgó patrocinio federal a una exposición para conmemorar el 400 aniversario del primer viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo.
[1] La ley establecía una Comisión de la Exposición Mundial Colombina para supervisar la muestra.
Si no hubiese sido por Daniel Burnham, el encargado del Estudio de Arquitectura de la Compañía, probablemente la muestra nunca hubiese sido construida.
[1] El lugar escogido para la muestra fue una parcela de 686 acres en las orillas del lago Míchigan.
[2][3] El presidente Benjamin Harrison invitó a "todo el mundo" a participar; muchos países extranjeros construyeron pabellones y también estuvieron representados todos los Estados de los Estados Unidos.
[4] Los esfuerzos para promover una moneda conmemorativa para la exposición empezaron hacia enero de 1892.
Estados Unidos nunca había acuñado una moneda conmemorativa[7] y los organizadores previeron que las monedas podrían venderse al público al doble del valor con el que fueron acuñadas.
[8] Durante el debate sobre esta partida presupuestaria William B. Allison, senador de Iowa, "no serán solo recuerdos para este día y esta generación sino que serán transmitidas [...] a los 200 millones que habitarán aquí en el futuro.
[10] En julio de 1892, Curtis envió una fotografía del cuadro de Lotto a Leech, que consultó con Barber y le respondió que el grabador no iba a utilizar para una moneda el retrato de alguien mirando hacia delante.
Robert F. Preston los envió a las autoridades de la exposición en Chicago.
Los artistas criticaron los esbozos y los periódicos sugirieron que estos parecían representar más bien a un profesor con el pelo largo que al célebre marino.
Esta controversia, unida al debate público sobre si el cuadro representaba verdaderamente a Colón, provocó que Ellsworth rehusase del uso de aquel cuadro.
Para el reverso puso la carabela Santa María, la nao capitana de Colón, sobre dos esferas que representaban los hemisferios, aunque sin el mapa de los continentes.
La carabela del reverso no estaba lo suficientemente detallada en la versión de Warner.
Barber solicitó una fotografía a Ellsworth de la carabela que se exhibiría en la exposición, luego le trasladó su diseño del reverso a George T. Morgan.
Charles Barber, el jefe de grabados, realizó los últimos detalles directamente a las piezas con las que se iban a acuñar las monedas, en lugar de realizar modificaciones a piezas modelo grandes para hacer luego otras piezas modelo más pequeñas en un torno de reducción con la cual acuñar las monedas.
[19] Barber añadió su monograma, "B", al diseño, que se encuentra sobre la letra "B" de la palabra "Columbian" del anverso; y el monograma de Morgan, "M", se encuentra en un aparejo de la carabela en el reverso.
Cada barril tenía cinco bolsas con mil monedas cada una, aunque en un barril, una bolsa solo tenía cuatro monedas y también había una caja de puros con cuatro sobres con los números de las monedas 1, 400, 1492 y 1892 del primer día de producción.
La propensión de Chicago a especular con el futuro no puede ser restringida".
El periódico Ledger de Filadelfia sugirió que: "Si no se supiese de antemano quién es el personaje que aparece en la imagen del medio dólar Colombino de recuerdo, el observador promedio no sabría si intenta representar a Daniel Webster o a Henry Ward Beecher".
[28] El Galveston Daily News opinó que las nuevas monedas de medio dólar: Ellsworth recortó un artículo que criticaba la nueva moneda y lo envió a Barber y a Warner.
Se decidió que fuesen repartidas entre Ellsworth y el presidente de la Compañía, Higinbotham.
Estas monedas podían ser compradas y se entregarían cuando la exposición terminase.
Sin embargo, el visitante promedio de la exposición gastaba 1,18 $.
Los que visitaban la exposición no eran propensos a gastarse un dólar por una moneda de 50 centavos y fue frecuente que aquellos que habían comprado monedas Colombinas antes de la crisis decidieran gastarse esas monedas de recuerdo.