Si durante el siglo XVII habían predominado los edificios civiles como la Lonja o las casas-palacio, ahora tomarán protagonismo las edificaciones religiosas.
Lo más destacable es la torre, que es mudéjar del siglo XVI y está ligeramente inclinada hacia el Pilar.
Un incendio en 1935 destruyó la mayoría de sus tesoros artísticos, quedando sólo un calvario del siglo XVI.
Se levantó en un solar perteneciente a los padres teatinos, que habían reservado para un convento.
La fachada está realizada en alabastro blanco y oscuro, mármol negro, yeso dorado, siendo de estilo churrigueresco.
Los maestros ensambladores Jaime Ayer y Francisco Pérez Artigas presentan una iconografía compleja.
El techo está formado por una cúpula central y otras cuatro menores en los brazos de la cruz.
Los marqueses, que vivían en un palacio adyacente, el mismo que ocuparían los condes de Arguillo más tarde, aportaron el terreno y parte del dinero necesario para la construcción con la condición de tener acceso directo desde su casa.
También resulta interesante un templete neoclásico en la nave derecha, en la que se encuentra un Ecce Homo de aire flamenco sentado y no atado a la columna.
Construida en su mayor parte en ladrillo, tiene planta en cruz latina, de una nave y crucero.
La techumbre interior está muy decorada con yeserías barrocas con motivos geométricos de influencia mudéjar.
Aquí vivió en sus celdas y enseñó desde su cátedra de Sagradas Escrituras Baltasar Gracián.
Del conjunto monumental, merece la pena destacar el claustro cuadrado construido en los siglos XVII al XVIII, que también es de ladrillo.
El interior está completamente cubierto por pinturas realizada por Claudio Coello, pintor real, y su ayudante Sebastián Muñoz, que se trasladaron a Zaragoza durante dos años, entre 1683 y 1685, para finalizar el encargo.
Con el derrumbamiento reciente de una cúpula se han perdido también las pinturas que la cubrían.
[1] El resto parece estar en bastante mal estado, temiéndose su pérdida si no se restaura.
El retablo mayor es manierista y fue traído del convento de Santo Domingo.
A destacar el retablo de Santa Teresa del siglo XVIII, que es pintado sobre la pared, y el altar de la Virgen del Rosario, que contiene cuatro tablas góticas.
La sencilla fachada, flanqueada por dos pequeños campanarios, está adornada con tres figuras que rodean la puerta.
Las aberturas son con balcón bajo dintel en forma de bolsón en las dos plantas superiores.
El edificio ha sido residencia de nobles, cárcel, juzgado y en la actualidad es un colegio público.
Construida a partir de 1768 en el centro geométrico de la ciudad romana y delante del Museo Camón Aznar, el exterior del edificio no posee características destacables.
La cúpula central, con pechinas pintadas por Braulio González y rematada con una linterna, es uno de los elementos más destacables.
A los lados se encuentran los retablos neoclásicos de San Miguel Arcángel y el Santo Cristo.
Llevaron a cabo las obras los maestros de obras zaragozanos, Pedro Cuyeo, Gaspar Serrano y Jaime Busiñac, Su diseño sigue modelos italianos, pues Contini fue discípulo de Carlo Fontana.
El cuerpo inferior, de planta cuadrada, se resalta con placas rectangulares y una cartela rematada en frontón partido por un óculo.
En 1787 se incorpora un reloj en su frente rodeado por dos figuras del escultor Joaquín Arali que representan el Tiempo y la Vigilancia.
En los ángulos aparecen esculturas de las Virtudes Cardinales, que fueron añadidas un siglo después, en 1786, por Joaquín Arali.
Remata con un airoso chapitel bulboso de entrante a su mitad coronado por una fina aguja.